lunes, 22 de octubre de 2012


Esta breve reseña da cuenta de la lectura del relato Simbiosis de Rodolfo Walsh.
 El periodista y  escritor se fusionan para darle vida a este cuento policial argentino elaborado con los ingredientes propios del género y con la perspicacia del cronista para hallarlo escondido entre viejos recortes de diarios.
 El escenario donde se desarrolla el diálogo entre los colegas (el bar y sus etílicas reuniones) es marco para un retrato realista  con tintes de misticismo y superstición . Santiago del Estero, esa lejana y vaporosa provincia, promueve al extrañamiento y las creencias populares más inverosímiles.
 Los personajes; por una lado un policía retirado con la ansiedad de relatar viejas anécdotas para despuntar el vicio de su actividad, ya con la carga del tiempo en sus palabras, filosofando sobre la especie humana (nadie mejor que ellos para hacerlo) y la monstruosidad de la misma, y un colega que lo escucha escéptico con la mirada altanera de quién todo ya lo ha visto, imposible de sorprender; y por el otro (los del lado de allá) el mismo policía, más joven, mimetizado con el ocio permanente que propone el lugar, con pocas cosas por resolver (algunas riñas de borrachos) se ve de pronto ante la presencia itinerante de un curandero, mano santa, orador, que atrae hacia sí toda la atención de la plebe la cual se deja horadar por aquellas ingenuas pero siempre efectivas propuestas de salvación y eternidad.    
 Por último el cierre de la historia con un asesinato un monstruo de dos cabezas y la incógnita resuelta por el viejo policía que al final sorprende con una resolución a lo scooby duo donde lo fantástico es simple obra de la imaginación.   

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